Traumatismos craneoencefálicos

El traumatismo craneoencefálico constituye actualmente en los países desarrollados una de las mayores causas de mortalidad en la población menor de 45 años. La mayoría de ellos se deben a accidentes de tráfico (en personas jóvenes) seguidos por los traumatismos casuales y accidentes laborales (Caballero, 2003).

Ya desde una perspectiva más biológica las manifestaciones clínicas más importantes producidas por los traumatismos craneoencefálicos son (Caballero, 2003):

  • Conmoción cerebral: pérdida breve de conciencia, en general menor de 6 horas, sin evidencia de lesiones cerebrales en la prueba de neuroimagen. Suele ir acompañada de pérdida de memoria durante un espacio de tiempo variable, de los recuerdos previos al momento del traumatismo. La recuperación suele ser progresiva, sin dejar secuelas neurológicas graves (Caballero, 2003).
  • Hematoma epidural: es la acumulación de sangre entre el hueso del cráneo y la envoltura más externa que protege al cerebro. Se produce en un 1% de los traumatismos craneoencefálicos, siendo más frecuentes en adultos jóvenes. Tras el traumatismo se produce una rotura de vasos sanguíneos, siendo más frecuentemente dañadas las arterias. Suele ser de rápida evolución. La presentación clásica consiste en la pérdida de conciencia breve tras el traumatismo. Posteriormente se recupera la conciencia y, tras un intervalo lúcido de unas horas, vuelve a disminuir el grado de alerta, con pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo, alteraciones en las pupilas, incluso el coma. También puede aparecer dolor de cabeza, vómitos, crisis epilépticas, etc (Caballero, 2003).
  • Hematoma subdural: consiste en la acumulación de sangre por dentro de la envoltura más externa del cerebro. Generalmente se debe a la rotura de venas que enlazan la superficie cerebral con sus envolturas. Se produce en el 2 por 100 de los traumatismos craneoencefálicos. aparece en el intervalo de uno a tres días tras el traumatismo. Suele existir un rápido trastorno del nivel de conciencia y diversos síntomas que dependen de la localización del hematoma (alteración del habla, pérdida de fuerza), así como dolor de cabeza, vómitos, intolerancia digestiva (Caballero, 2003).
  • Fístulas del líquido cefalorraquídeo: en algunos traumatismos que llevan asociados fracturas del cráneo se produce una comunicación entre el espacio por donde circula el líquido y el exterior, saliendo a través de la nariz (rinolicuorrea) o bien del oído (otolicuorrea) (Caballero, 2003).

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